El nombre de anorexia procede de Gull, quien describe la enfermedad entre 1873 y 1874. Señala que la mayoría pertenece al sexo femenino, aunque también ocurre en algún varón, y que las edades oscilan entre 16 y 25 años; observa abstinencia casi total sobre todo para comida de origen animal y ocasionales episodios de voracidad de 1 o 2 días de duración. Le llama la atención el aspecto envejecido que muestran las pacientes cuando están delgadas y refiere que “tienen mal humor, hacen mucho ejercicio y están inquietas”. Sugiere como tratamiento que sean alimentados a intervalos cortos y modificar las relaciones domésticas, y se sorprende de que “parece casi imposible que un cuerpo tan gastado pueda hacer tanto ejercicio”. Es decir describe la enfermedad y su tratamiento tal y como la conocemos en la actualidad.
Uno de los más personajes históricos más conocidos que pudieran haber padecido esta enfermedad, es santa Catalina de Siena, quien realizaba ayunos rigurosos seguidos de grandes atracones, y se provocaba vómitos y diarreas con hierbas purgantes. Se producía en un ambiente de misticismo y espiritualidad, como si pretendiera despojarse de la parte material y corporal y volverse más etérea y espiritual.
En la actualidad, los trastornos de la conducta alimentaria aparecen, en países en los que la comida es abundante, por la búsqueda de la “idealización de la delgadez”, factor habitual pero no suficiente para que se produzca la enfermedad.
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