5/11/2009

Epidemiología y Sintomatología

Epidemiología
La prevalencia de anorexia nerviosa es del 1-1.5% en las mujeres entre los 16 y 40 años, siendo la incidencia máxima entre los 15 y 25. Los síndromes incompletos alcanzan el 5%.
Hay que saber establecer diferencias entre la persona que sigue una dieta, la que lo hace a menudo y la que la realiza de forma claramente patológica. A veces no es fácil establecer el límite entre la normalidad y la anormalidad , pero en condiciones normales, entre la persona enferma y la que no lo es, las diferencias son llamativas.
La incidencia ha aumentado en las últimas décadas y también en grupos donde era bastante excepcional, como en la raza negra, en países orientales, en culturas como la India o Egipto, o los países del este de Europa. Existen cada vez más grupos de inmigrantes que asimilan la cultura occidental, de tal manera que establecen la delgadez como modelo deseable, lo que favorece su presentación.
Asimismo han aumentado las anorexias de inicio tardío. La enfermedad es más frecuente entre bailarines, gimnastas, modelos y jockeys, y en general en los deportes que precisan ligereza, como los saltadores de esquí.
También aparece en el medio urbano más que en el rural.
A lo largo de la evolución en el 50% de los casos aparecen crisis bulímicas.
En general el cociente intelectual es medio-alto, pero hay descrito algún caso aislado de trastorno alimentario incompleto en un Síndrome de Down.

SINTOMATOLOGÍA

Al inicio la persona enferma restringe la comida de manera voluntaria. Después presenta vómitos o escupe la comida, la esconde o la tira. Muestra una gran afición y conocimientos acerca de todo lo relacionado con alimentación y dietas: le gusta cocinar para los demás, obligándoles a comer de manera tiránica; se convierte en “la reina de la cocina”, en donde pasa muchas horas y no deja entrar a los demás; compra grandes cantidades de alimentos innecesarios; está pendiente de lo que comen los demás; colecciona recetas y libros de cocina, y le gusta acudir a los hipermercados y pasar horas analizando la composición de los productos, costumbres que muestran también los varones. Prefiere comer sola o únicamente con determinadas personas. Las comidas se prolongan porque parte los alimentos en minúsculos pedazos que va colocando en el borde del plato. Muestras extravagancias, con rechazo radical de ciertos alimentos, como legumbres, carne, pescado o rebozados. Se pesa a menudo y suele mostrar excesiva preocupación por la vestimenta.

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